Metáfora del vaso de agua

Voy a la cocina porque tengo sed. Es curioso porque veo dos vasos de agua encima de la mesa y uno está lleno y el otro está medio vacío. Los miro unos segundos y me dispongo a beber. Cojo el vacío y empiezo a beber hasta que me lo termino todo. La verdad es que quizás no tenía tanta sed porque me quedo satisfecha. Me pregunto qué hubiera pasado si hubiera elegido el vaso con el doble de agua. 
Y todo este suceso tan espontáneo y cuotidiano me ha traído hasta aquí. He sentido la necesidad de reflexionar y escribir sobre ello. Me hace gracia pensar en que un acto tan idiota pueda tener tantas variantes y extrapolarse a decisiones que pueden dejarnos satisfechos o dejarnos verdaderamente empachados.

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