Carta a mi abuelo


A veces me da la sensación de que no hablamos el mismo idioma, pero siempre entiendes mis silencios. Contigo sobran las palabras, amigo desde antes de nacer.
Compañero de vida y de momentos, probablemente los más sinceros. Te miro y tu piel es transparente, con cicatrices de una vida llena de batallas. Tú que nunca te has rendido, tú que nunca has permitido que yo agache la cabeza. Te observo lleno de ilusión, agradeciendo el primer rayo de sol y diciéndolo en voz alta, como si quisieras gritarlo al mundo. Tú cantarín cantando con los pájaros que tanta alegría te dan. Y así mis problemas son menos problemas, y todo en tu mundo transforma el mío en algo más puro y sencillo. Es algo tan bello que me emociono escribiendo estas simples líneas.
Dejar ya de juzgar y pelear por todo aquello que no alcanzas descifrar de mi presente y mi futuro. El contexto que nos envolvió bajo historias muy distintas.
Pero te confieso que nada me gusta más, que observar con tus prismáticos, para comprender en realidad, lo cerca que estamos.

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